Sentado
en el avión, los nervios me oprimían el estómago con la fuerza de
una trampa para osos. Era una mezcla de sensaciones la mar de sorprendente. Me alegraba de
poder dejar atrás el instituto, mi casa y a mis padres, de tener una
oportunidad de olvidar el dolor que me provocaba la pérdida de mi tortuga Minerva y de
poder ver por fin con mis propios ojos los paisajes que tantas veces me había
descrito mi tío. Por otro lado sentía algo de miedo, una vez más por
cortesía de mi madre. Se había encargado de mantenerme informado de la cantidad
de robos, asesinatos, atentados, guerras y secuestros que tenían lugar en
aquellas zonas del planeta y aunque no era un adolescente cobarde, sí me consideraba pacífico, y que me encañonaran con una pistola, una metralleta o un tanque no
me interesaba lo más mínimo. Y ahora tampoco, pese a que a veces es inevitable.
A
mi lado, Harry trataba de tranquilizarme.
—No
hagas caso de todo lo que ves en la tele. He estado muchas veces en Egipto y es
uno de los países más seguros que conozco.
Quería
creerle, pero tuve que recordarle que hacía poco más de un año una bomba había
estallado en El Cairo matando a nueve turistas e hiriendo a otros tantos.
—Sí,
lo recuerdo —me respondió mirando por la ventanilla—. El atentado en Jan el
Jalili, el bazar más grande de El Cairo. Iremos allí a tomar un té uno de estos
días.
—¿Allí?
—me horroricé—. ¿No es peligroso?
Harry me miró. El azul del
cielo se reflejaba en el de sus ojos creando un efecto sedante casi hipnótico.
—Déjame
que te pregunte una cosa, Jaime. ¿Tú consideras peligrosa tu casa, tu barrio,
tu colegio, el autobús o el metro que coges cada día, el centro comercial donde
compras, el cine donde ves películas o la playa donde vas con tu familia de
vacaciones?
Lo
pensé un momento, pero al final reconocí que no.
—Eso quiere decir que en tu ciudad
o en tu país te sientes seguro y sin miedo a que te maten, ¿no es así?
Volví a pensarlo y respondí que más o
menos.
—Y sin embargo —continuó Harry— en
España se cometen robos y asesinatos cada día, hay secuestros, atentados y
revueltas urbanas, y tristemente forma parte de la lista de países con una
organización terrorista activa que mata, extorsiona, secuestra y pone bombas.
—Sí, pero...
—Jaime, si vivieras en otro país y
cada día te mostraran en televisión las atrocidades que suceden en España,
seguro que considerarías que es un lugar peligrosísimo que preferirías no pisar
nunca. Con Egipto y el resto de los países ocurre lo mismo. Claro que hay
peligro, pero también lo hay en cualquier acera, restaurante o teatro de tu
ciudad. El peligro acecha en cada esquina, pero no se puede vivir con pánico.
Basta con ser cauteloso y mantener los ojos abiertos en todo momento.
Sus palabras me hicieron reflexionar y
al final tuve que darle la razón. Seguramente en casa o en mi propio instituto
había estado en peligro mortal sin darme cuenta más de una vez (y no lo digo
por mis padres ni por el bestia de Quicote). Tenía que ser cauteloso y tener
los ojos abiertos.
Con eso sería suficiente.
la imagen de los imoladores vestidos de blanco es real?? o están disfrazados??
ResponderEliminarson personas de verdad dispuestas a inmolarse o disfraces?? me cuesta creerlo...
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